Y cómo olvidar el primer momento que te observe, que realmente tu mirada me atrajo, porqué déjame decirte que tal vez, muchas veces atrás, ya te había visto pero nunca me habías interesado.
Recuerdo el momento en que tus labios pronunciaron las primeras palabras; que para todos serán absurdas, pero fue ese instante que las puertas se abrieron y sin darse cuenta el corazón rompió un trozo de hielo y te dejo entrar.
Poco a poco te fuiste metiendo dentro de mi ser, con esas pequeñas charlas y con esas miradas; de pronto de un nada te convertiste en un todo. En unas manos que encajaban en las mías, en una mirada que se perdía en mis ojos, una voz que endulzaban las palabras, unos labios que enternecían bajo una sonrisa, y un corazón que volvía a latir.
Y si escribo hoy de ti, es para inmortalizar esos pequeños detalles que nunca se podrán olvidar. Ese te quiero en un post it naranja guardado en el libro más especial que tengo; ese abrazo con sabor a no te vayas aún; y esos labios sellando un pacto oculto ante los ojos de los demás.
-Engel Dunkel.
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