En 1960 un pequeño niño de nombre Henry celebraba su cumpleaños #5 en compañía de su familia.
El pequeño había solicitado a su padre lo llevará a la feria del puerto, donde cada noche se veían fuegos artificiales de mil colores, no le importaba si no tenía una gran fiesta con muchos obsequios y un enorme pastel; su deseo más anhelado era ver de cerca las luces en el cielo.
Su mañana empezó excitante ya que lo llevaron a bordo de una pequeña embarcación a recorrer el mar y acercarse a la misteriosa isla pirata. Durante ese viaje le contaron leyendas de los más famosos reyes piratas que escondían sus preciados tesoros en aquella isla en una cueva secreta que había quedado maldita, donde ni el hombre más valiente se atrevía a entrar.
Por la tarde disfrutó de un gran banquete; los mariscos eran su fascinación pero al ser tan pequeño, le sirvieron un menú especial de filete de pescado, sin embargo, su madre, que para ella era la luz de su ojos, le compartió un camarón sin que su padre se diera cuenta.
Después de ello, esperaron junto al muelle el anochecer para disfrutar de la feria, donde su hermana pequeña Jackie lo convenció de ir al carrusel en compañía de sus padres. Las risas y diversión de los pequeños resonaba en cada rincón, querían subir a más juegos mientras comían golosinas y tomaban diferentes bebidas, solo su hermano mayor Cris no se unía a su diversión y los miraba desde un lejano rincón.
Al marcar las 10 pm el reloj los padres tomaron a los niños y llamaron al mayor para llevarlos a la orilla del puerto donde podrían ver de cerca el espectáculo en el cielo; las personas empezaban a colocarse en distintos lugares pero la familia se ubico justo al borde del muelle donde una valla de madera era su protección, a Henry y Jackie los sentaron en ella con vista al mar.
El espectáculo comenzó 15 minutos más tarde y el cielo comenzó a iluminarse de mil colores y formas, los fuegos artificiales estallaban en la oscuridad y resplandecían en reflejos sobre el mar; el asombro y la sonrisa del pequeño hacía que todo valiera la pena a la vista de sus padres.
Cuando terminó el espectáculo era hora de ir a descansar aunque aún les quedaba energía para continuar; pero al ir caminando Henry tuvo la necesidad de ir al baño y sus padres pidieron a Cris lo acompañara mientras ellos comprarían una sorpresa más de cumpleaños a su hijo.
Cris lo llevo al baño y lo dejo entrar solo, pero los minutos comenzaban a transcurrir y el pequeño no salía de aquel lugar; cuando su padre los alcanzo se dio cuenta de la situación y al entrar al baño lo encontró vacío. Con la excepción de una hoja de papel en uno de los espejos donde se leía con letra cursiva y tinta de sangre "Gracias por Henry, prometo cuidarlo bien".
>> Engel Dunkel <<
Gracias Betico, tu hiciste esta historia realidad...
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